El 'Guggenheim II' pone en entredicho la obra de Bastida


CULTURA
El 'Guggenheim II' pone en entredicho la obra de Bastida

La pugna entre Gobierno vasco y Diputación de Vizcaya sobre el valor del edificio que alberga las colonias de Sukarrieta empaña la memoria del prestigioso arquitecto
05.09.10 - 02:40 -

MARÍA ZABALETA mzabaleta@diario-elcorreo.com | BILBAO.
La gestación del proyecto para construir un segundo museo Guggenheim en terrenos de la Reserva de Urdaibai no sólo ha desatado una tormenta política que arrecia desde hace un año ante el horizonte cercano de una contienda electoral. También ha puesto en solfa la memoria, el renombre y el prestigio de Ricardo Bastida, el 'arquitecto de Bilbao', el visionario de esa villa metropolitana -la actual- que atornilló, precisamente, el titánico gigante que Gehry ancló en Abandoibarra. No obstante, Bastida y el Guggenheim parecen condenados al desencuentro.

Y es que, a la discordia política entre la Diputación de Vizcaya -valedora del museo de Urdabai- y el Gobierno vasco -que apuesta por un proyecto más modesto- la marca Guggenheim ha vuelto a darse de bruces con el legado del arquitecto vizcaíno. Ya lo hizo con el Banco de Bilbao, en Madrid, y con la Alhóndiga -firmados ambos por Bastida-, que se barajaron como posibles ubicaciones del primer y todavía único museo Guggenheim de España. Ahora le ha tocado el turno al edificio de las colonias de la BBK en Sukarrieta, «la tercera obra de mi abuelo en la que no se levantará un Guggenheim», aventura el nieto de Bastida y también arquitecto, Pablo Ezquerra.

Es su particular «profecía» para un desenlace que se antoja todavía lejano. Responsables forales confirmaron la semana pasada que han recurrido el expediente que el Gobierno vasco -a instancia de una iniciativa conjunta del grupo del Partido Popular en las Juntas Generales, del arquitecto Iñaki Uriarte y de una asociación vecinal de Sukarrieta- ha abierto para declarar Conjunto Monumental el edificio de Pedernales, lo que obligaría a su protección integral. Un contraataque en toda regla del Ejecutivo de Patxi López a favor de la obra de Bastida cuyas consecuencias no se conocerán, en cualquier caso, antes de fin de año.

El plazo para presentar alegaciones -la Diputación, la BBK y la Demarcación de Costas del Ministerio de Medio Ambiente ya lo han hecho- no finaliza de hecho hasta mañana. Acto seguido, según explica el director de Patrimonio Cultural del Gobierno vasco, José Luis Iparraguirre, «se debe proceder a su valoración técnica», que será la que determine la «propuesta de resolución definitiva». En cualquier caso, no será hasta dentro de unos meses cuando este dictamen resuelva si se debe declarar «Bien Cultural en los términos en que se planteó, si se ha de introducir alguna modificación o si, por el contrario, no procede proteger» el edificio de las colonias.

El autor de la Alhóndiga
A escasos 70 kilómetros del epicentro del 'tsunami' político -desde su casa de Vitoria- María Teresa Bastida y su hijo, Pablo Ezquerra, asisten con una mezcla de serenidad y desconcierto a un debate que ha dado de lleno en la línea de flotación del legado de su padre y abuelo, respectivamente. Si hace apenas cuatro meses el trabajo de Bastida en la Alhóndiga de Bilbao era aplaudido, coincidiendo con la rehabilitación de Philippe Starck, ahora el valor arquitectónico de su trabajo en Urdaibai queda en entredicho según los informes técnicos que los dirigentes forales esgrimen para condenar los pabellones a la piqueta.

La pugna política en torno al proyecto se ha enconado tanto que a la Fundación Guggenheim Bilbao, con el dinero de la Diputación, no le han dolido prendas en encargar un estudio en el que el arquitecto Josep María Montaner avala el «escaso valor arquitectónico» del inmueble. En su informe, Montaner -«no hay que olvidar quién ha pagado el estudio», anota el nieto de Bastida- considera la construcción de Sukarrieta como una obra «menor» y «poco cuidada».

A su juicio, el problema es que el inmueble es fruto de la modificación de un proyecto en el que se contemplaban tres caseríos y ha tomado forma sin respetar la esencia del diseño original de Ricardo Bastida. «Es un conjunto de edificios que no poseen especiales méritos, ni relevancia, ni valor singular», concluye el documento. Demoledor «y absolutamente subjetivo», apostilla Pablo Ezquerra.

Su tesis no es baladí. De hecho, otro informe -firmado esta vez por el arquitecto vasco Fernando Basáñez- no sólo contradice el de Montaner sino que, además de defender la protección del edificio central de Sukarrieta, propiedad hoy de la BBK, aboga por preservar las casas del guarda y el director, además de los jardines que rodean las colonias, incluidas las escaleras que comunican con la playa de San Antonio.

«Nuevo escenario»
Sin entrar a valorar quién tiene la razón, lo cierto es que el informe firmado por el arquitecto vasco -que el Ejecutivo autonómico ha incluido dentro del expediente abierto para la inclusión de Sukarrieta en el Patrimonio Cultural Vasco como «conjunto monumental»- podría dibujar, en palabras del juntero popular Arturo Aldecoa, «un nuevo escenario».

El concurso de ideas que se dispone a lanzar la Diputación como socio de la Fundación Guggenheim deberá tener en cuenta estas limitaciones, mayores de lo que en un principio se pensaba por la pretensión del informe de proteger los alrededores del inmueble. Por ello, los participantes en la convocatoria tendrán que hacer cálculos -según las previsiones iniciales, el museo de Urdaibai necesitaría 8.000 metros cuadrados- para ver cómo encajaría un nuevo edificio sin que compita espacial y visualmente con el antiguo.

En la institución foral vizcaína ya barajan la posibilidad de que el edificio de Bastida sea declarado bien cultural y por eso han recurrido ya el expediente de protección del edificio. Sus alegaciones no han trascendido, pero tal y como apuntó hace poco más de una semana el portavoz foral, Juan María Aburto, su objetivo es que la iniciativa «siga su curso» mediante la celebración de un concurso de ideas. «Algo increíble porque ni siquiera tienen el terreno», valora Pablo Ezquerra.

El PNV, por el contrario, no opina lo mismo y en su afán de «no vetar» y «no imponer» un posicionamiento concreto sobre un proyecto que considera «estratégico» ha presentado en las Juntas Generales de Vizcaya una proposición que gira en torno a la idoneidad de convocar un concurso arquitectónico para el nuevo museo. Una propuesta que el PP, socio preferente del PSE en el Gobierno de Vitoria, no ve con malos ojos. Lo que se dice, rizar el rizo. Y en el medio, la obra de Ricardo Bastida.

Comentarios